
Polinesia francesa
Este juego rinde homenaje a las antiguas tradiciones de navegación polinesia, donde los navegantes utilizaban waka o va’a para conectar las islas del Pacífico. Los jugadores lanzan bolas metálicas para hacer avanzar una canoa, imitando la destreza y la paciencia necesarias para navegar. Cada lanzamiento activa un mecanismo que hace avanzar la canoa unos centímetros, reflejando los pequeños pasos del trayecto y la determinación constante de seguir adelante, paso a paso, hasta alcanzar el objetivo.
El juego recupera el espíritu de búsqueda y descubrimiento que definía los viajes polinesios, quienes, con sabiduría y conocimiento, se orientaban mediante mapas de cuerdas, estrellas y corrientes marinas, atravesando grandes distancias entre islas. Es una metáfora de la perseverancia ante la adversidad: cada lanzamiento es una nueva oportunidad para avanzar, igual que hacían los navegantes del pasado en sus exploraciones.
Más allá de la técnica de navegación, este juego simboliza también la profunda conexión entre el ser humano y el mar, un elemento esencial en la cultura polinesia. Los océanos no eran solo un obstáculo, sino una vía de comunicación, de encuentro y de crecimiento. Así, el juego nos recuerda que la búsqueda de nuevas tierras, tanto físicas como espirituales, forma parte de un viaje sin fin que continúa conectándonos con el mundo natural y el universo.
Un homenaje al ingenio y la sabiduría ancestral de los navegantes polinesios, que transformaron el mar en un espacio de conexión entre islas, culturas y espíritus, y convirtieron su forma de navegar en una parte fundamental de su identidad.
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