
Grecia
El Rouketopolemos (literalmente, “guerra de cohetes”) es una tradición única que tiene lugar cada año la noche de Pascua en la isla de Quíos, en Grecia, en el pueblo de Vrontados. Durante esta celebración, las iglesias rivales de Agios Markos y Panagia Erithiani se enfrentan en una “batalla” amistosa lanzando miles de cohetes caseros con el objetivo de alcanzar el campanario de la iglesia contraria. Aunque sus orígenes exactos son inciertos, se cree que esta tradición data de la ocupación otomana, como una adaptación local de celebraciones pirotécnicas.
El Rouketopolemos no es solo una competición, sino un espectáculo que atrae a multitudes de toda Grecia y del mundo. Representa el espíritu festivo y la creatividad de los habitantes locales, que construyen a mano los cohetes utilizando materiales tradicionales como pólvora y cañas. A pesar de la aparente rivalidad, este evento fomenta la cohesión comunitaria, ya que los preparativos implican el trabajo colectivo de los vecinos de cada iglesia.
Esta tradición también refleja la fascinación global por los fuegos artificiales y los espectáculos pirotécnicos, elementos presentes en celebraciones importantes de todo el mundo, como el Año Nuevo Lunar en China, el Diwali en India o las festividades occidentales de San Juan y Año Nuevo. Todas estas prácticas comparten el simbolismo del fuego y los petardos como elementos de renovación, celebración y comunión social.
El juego basado en el Rouketopolemos recrea la emoción y la competición mediante dos catapultas que los jugadores utilizan para lanzar pelotas de madera. Cada jugador debe dirigir sus pelotas hacia un campanario simulado, intentando que la pelota toque la campana. Esta adaptación convierte una tradición potencialmente peligrosa en una experiencia segura, lúdica e inclusiva, que invita a jugadores de todas las edades a participar en una “guerra” amistosa.
El Rouketopolemos ejemplifica cómo las tradiciones locales pueden convertirse en fenómenos culturales que atraen la atención internacional sin perder su significado comunitario. Esta fascinación por la pirotecnia conecta culturas de todo el mundo, destacando la universalidad del fuego como símbolo de alegría, transformación y fiesta.
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