Este juego se inspira en una de las tradiciones más bellas y distintivas de la arquitectura yemení: los vitrales de colores que decoran ventanas y puertas en las casas tradicionales. A menudo colocados sobre arcos de medio punto, estos vitrales están formados por pequeños fragmentos de vidrio de colores encajados en patrones geométricos sencillos pero llenos de armonía. Además de embellecer los espacios, tienen una función práctica: dejan pasar la luz natural, que se transforma en un mosaico de colores en el interior de las estancias, creando una atmósfera acogedora y llena de vida.
El juego propone una experiencia abierta que se adapta a diferentes edades y formas de jugar. Los más pequeños pueden colocar libremente las piezas sobre los paneles para crear composiciones propias, explorando las formas y los colores con creatividad e intuición. A la vez, los mayores pueden asumir el reto de llenar todo el espacio sin dejar huecos, como si estuvieran construyendo un vitral completo, encajando las piezas con ingenio y concentración.
Esta tradición de Yemen se hermana con muchas otras del mundo que, a través de la luz y la forma, han buscado transformar el espacio en belleza. Ya sea en un vitral, un mosaico o una ventana ornamentada, reconocemos en todas ellas un mismo impulso compartido: el deseo de todas las culturas de embellecer el mundo y dotarlo de significado a través de la creación.