
México
Este juego se inspira en el ritual de los Voladores de Papantla, una ceremonia ancestral de México reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Originaria del pueblo totonaca, esta práctica se realiza para invocar la lluvia y asegurar la fertilidad de la tierra. Durante el ritual, cinco participantes ascienden a un poste de más de 20 metros: cuatro de ellos se lanzan atados con cuerdas y giran alrededor del poste mientras descienden en espiral, simbolizando la conexión entre el cielo y la tierra, mientras el quinto interpreta melodías con flauta y tambor desde lo alto.
Nuestro juego recrea este palo ceremonial, con cuatro figuras de madera que descienden de forma controlada. Los jugadores pueden regular la velocidad de bajada manipulando un mecanismo, con el objetivo de mantener un ritmo suave y constante hasta llegar al suelo. Si el movimiento es demasiado brusco o irregular, los voladores pierden la armonía del vuelo y hay que volver a empezar.
Como en muchas otras culturas del mundo, este ritual expresa el deseo humano de influir en los ciclos naturales a través de la danza, la música y el movimiento. Tradiciones como los bailes ceremoniales hopi en Estados Unidos, las danzas de la lluvia de los masáis en África oriental o los rituales del agua en el sudeste asiático comparten ese mismo impulso de comunión con la naturaleza. El juego de los Voladores ofrece a los niños una forma lúdica de experimentar esa armonía, aprendiendo a coordinar sus gestos con la precisión y el respeto que exige la tradición.
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